La semana 15 de embarazo marca una etapa muy especial: tu bebé ya se ve como un pequeño ser humano y se mueve con total libertad dentro del útero. En la ecografía de 15 semanas de embarazo podrás ver que mide unos 10 centímetros y pesa alrededor de 70 gramos. Sus proporciones comienzan a equilibrarse: la cabeza ya no es tan grande en comparación con el cuerpo, y sus piernas son más largas que los brazos.
En la imagen, el bebé aparece muy activo. Aunque tú aún no lo notes desde fuera, él ya se estira, gira, da vueltas, mueve las manos y hasta puede chuparse el dedo. Sus dedos están completamente formados, tiene uñas, y sus articulaciones ya permiten movimientos bastante coordinados.
En una eco 5D de 15 semanas también se pueden apreciar rasgos muy definidos del feto: el cuello se alarga, la nariz se ve claramente, los ojos están más centrados y las orejas casi en su posición final. Puede que incluso lo veas bostezando o practicando la succión con la boca, como ensayo para alimentarse cuando nazca.
Sus órganos continúan madurando. El corazón late con fuerza, el sistema digestivo ya empieza a funcionar (traga líquido amniótico y produce orina), y su piel empieza a cubrirse con un vello fino llamado lanugo que lo protegerá durante las próximas semanas.
Y si te lo estás preguntando… ya se pueden ver los genitales en la ecografía, siempre que el bebé esté en una posición favorable. Así que si tienes suerte, es posible que descubras si es niño o niña.
La mayoría de las mujeres notan un cambio importante en esta etapa. Si los primeros meses han sido duros, ahora empiezas a respirar un poco más tranquila. Es muy común que en la semana 15 de embarazo te sientas con más energía, mejor ánimo y menos síntomas.
La barriguita comienza a notarse, sobre todo si no es tu primer embarazo. El útero ya ha crecido bastante y muchas mujeres sienten que “empiezan a parecer embarazadas”. Puedes experimentar una ligera tirantez o pinchazos bajos, algo totalmente normal: los ligamentos se están estirando para dejar espacio al bebé.
Tu piel también cambia. Puede aparecer la línea alba (una línea oscura desde el ombligo al pubis), o algunas manchitas en el rostro conocidas como “paño del embarazo”. Esto se debe al aumento de melanina provocado por las hormonas. Además, es frecuente que notes los pezones más oscuros y sensibles.
Por dentro, tu cuerpo sigue trabajando a pleno rendimiento: aumenta el volumen de sangre, tus encías pueden estar más delicadas, y a veces puedes notar más mucosidad o congestión nasal.
Y en cuanto al apetito… es probable que vuelva con fuerza. Si las náuseas han desaparecido, empezarás a disfrutar más de la comida, aunque conviene seguir cuidando lo que comes.
Sigue hidratándote bien, especialmente si notas sequedad en la piel o algo de hinchazón en piernas y tobillos. Beber agua frecuentemente ayuda a tu circulación y a tu piel.
Si ya te sientes con energía, es buen momento para retomar el ejercicio suave: caminar, yoga prenatal o natación son opciones ideales para mantenerte activa.
Para aliviar la tirantez en la barriga o las molestias musculares, aplica crema hidratante a diario en el abdomen, muslos y pechos. Te ayudará a prevenir la aparición de estrías y a sentirte más cómoda.
¿Notas cambios en la piel? Usa protección solar cada día, incluso en invierno. Así evitarás que las manchitas del embarazo se intensifiquen.
Empieza a hablar con tu bebé. Aunque aún no lo oigas ni lo sientas, él ya puede percibir sonidos y vibraciones. Tu voz es el primer lazo emocional que compartís.